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¡ Que nos devuelvan el tiempo!!!


Cuentos de Inglaterra: Que nos devuelvan el tiempo.
Català













Hace mucho, mucho tiempo  ,la ciudad de Londres estaba reinada por un malvado gobernador muy tirano y egoísta llamado Evilgrew. Sometía a todo el poblado realizando duros trabajos para conseguir prosperidad y bienes materiales sólo para si mismo, olvidándose del bienestar ajeno.


 Londres tenía fama por los alrededores, de ser una ciudad muy rica y próspera y todos los ingleses alababan a su gobernador por haber conseguido crear una ciudad  como aquella. Esto hacia enorgullecerse todavía más al gobernador que seguía maltratando y sometiendo a su pueblo para continuar su bonanza económica.


Su única preocupación era continuar con las fábricas dedicadas a la confección de trajes, continuar con sus negocios dedicados a la construcción y aumentar las ganancias años tras año.


Era tal su avaricia y tacañería que llegó un momento que deseó parar el tiempo y permanecer en ese estado de prosperidad indefinidamente.



Él pensaba que si todo el pueblo se mantenía de la misma manera , si nadie envejecía ni moría, si todo continuaba tal y como estaba en ese momento, sus riquezas serian infinitas para siempre.

Con estos pensamientos acudió a diferentes hechiceros y magos. Quería saber si era posible paralizar el tiempo y permanecer indefinidamente en ese estado.

Buscó y buscó sin fin al mejor hechicero que pudiera cumplir su deseo. Prometía grandes riquezas para todo aquel que pudiera parar el tiempo de Londres.

Al fin encontró a alguien dispuesto a otorgarle su petición. El hechicero Magan era muy conocido por las tierras de Escocia. Había realizado multitud de encantamientos a príncipes y princesas , a dragones y incluso a alguna bruja.

El gobernador Evilgrew explicó  detenidamente los motivos por los que quería parar el tiempo. Le ofreció una gran suma de oro por realizarle el encantamiento. Magan aceptó encantado su petición.

Así que de esta manera Evilgrew volvió a Londres donde comenzaron a sentirse los primeros momentos de agitación ya  que todos los relojes de Londres dejaron de funcionar.

En aquel momento todos los londinenses comenzaron a darse cuenta de la magnitud del hechizo. A partir de aquel momento nadie crecería, nadie se envejecería. Año tras año  y día tras día continuarían siempre haciendo las mismas cosas, trabajar, trabajar y trabajar para el gran tirano que les tenía sometidos: Su gobernador.

Pero poco a poco la alegría de Evilgrew fue desapareciendo cuando comprobó que para desgracia suya la economía no prosperaba. No lograba entender por qué motivo no se mantenía la producción de sus empresas de la misma manera.

El motivo estaba bastante claro. Si nadie crecía ni envejecía, si todas las cosas permanecían tal y como estaban, nadie necesitaría ropas ni se construirían nuevas casas. La gente y con ellas las cosas materiales permanecerían imperecederas. No habría ningún cambio ni ningún tipo de evolución. Los niños no crecerían, no habría más nacimientos y los hogares siempre se mantendrían de la misma manera.

Cuando Evilgrew se dio cuenta de las repercusiones de su hechizo deseó no haber pedido mandar realizarlo. Pero ya era demasiado tarde.

El poblado de Evilgrew comenzó a sentir la apatía y desmotivación que implicaba el hecho de no mejorar, ni progresar ni cambiar. La situación comenzó a hacerse bastante insostenible y muchos de los trabajadores de Evilgrew decidieron marcharse a otras ciudades. La producción se había estancado, no había trabajo y tampoco querían permanecer siempre en ese estado de resignación.

La ciudad de Londres cada vez estaba más vacía. Evilgrew comenzaba a desesperarse viendo que ya prácticamente no tenía nada. Ni producción, ni riquezas ni trabajadores a los cuales poder dominar.

Su desesperación fue tan grande que decidió volver a buscar al famoso hechicero Magan y pedirle que anulara el hechizo y que devolviera el tiempo a Londres. No podía ser que ahora su preciosa ciudad estuviera a punto de convertirse en una ciudad fantasma. Nada de eso podía llegar a suceder. ¿Que haría él sin sus riquezas? Pensaba una y otra vez Evilgrew.

Cuando de nuevo estuvo en frente de Magan le contó todo lo que había estado pasando en Londres. Le explicó que él no se había imaginado las repercusiones que tendría paralizar el tiempo y quería pedirle que anulara el hechizo.

-        ¡ Hola Magan! – dijo Evilgrew.

-         Hola, contestó el hechicero. ¿Cómo es que estás de nuevo aquí?- preguntó Magan con un aire de poca sorpresa.

-         Bueno , he venido para pedirte que anules el hechizo. Ahora soy menos rico que antes. Se ha detenido todo en Londres. Las producciones de mis empresas se han estancado. Si la ciudad no crece ni envejece, si las cosas materiales no se estropean, no se necesita producir nada. Ya no hay trabajo allí. Todos mis trabajadores se han marchado a otras tierras porque no quieren vivir más en Londres. Por favor , Magan, devuélvenos el tiempo.

-          Eso ya no es posible. No puedo hacer eso-dijo Magan.

-         ¿Como que no puedes? . Si tú eres grande y poderoso. Si pudiste pararlo también puedes volver a activarlo.- exclamó enfurecido Evilgrew.

-         Sólo hay una manera de deshacer el hechizo y creo que tú no puedes conseguirlo- dijo sinceramente Magan. Eres demasiado egoísta para poder revertirlo.

-          Haré lo que sea necesario. Quiero volver a tener mis riquezas. Quiero volver a ser el mejor gobernador de todo el país- contestó efusivamente Evilgrew.

-         Entonces, creo que no podrás conseguirlo. Pero de todas formas te explicaré en qué consiste el contrahechizo y tú decidirás si quieres llevarlo a cabo o no- contestó Magan.

-         Para revertir el encantamiento tienes que crear una átmosfera propicia de nuevo en tu ciudad, tienes que crear armonía en el ambiente manteniendo en equilibrio los cinco elementos: el aire, el agua, la tierra, el éter y el metal. Si logras conseguir que cambie la energía de tus tierras esta pequeña semilla que te entrego crecerá y crecerá y originará una posibilidad de un nuevo comienzo y con él la vuelta del tiempo- explicó sin mucho convencimiento Evilgrew.

-         ¡Esta bien!. Creo que podré conseguir que esta semilla crezca en mis tierras. Siempre han sido muy prósperas y vitales. No creo que haya ningún problema- contestó orgulloso Evilgrew pensando que la labor era pan comido.

-         Si te crees tan capacitado de realizarlo no veo inconveniente en darte la semilla, pero el tiempo no volverá mientras no exista un equilibrio en los diferentes elementos que forman la vida y el entorno.

Cuando Magan hubo acabado, Evilgrew se marchó con la pequeña semilla en la mano, contento porque pensaba que el hechicero le había puesto fáciles las cosas.

En cuanto Evilgrew llegó a Londres lo primero que hizo fue plantar la semilla junto a su famosa fábrica de construcciones. Pensó que era el lugar más idóneo para que la semilla creciese envuelta entre todas las riquezas que había conseguido gracias a sus producciones anteriores.

Pero no fue así. La semilla no daba señales de vida y Evilgrew comenzó a desesperarse. Tenía que buscar una solución.

Mientras recordaba las palabras de Magan fue recordando los momentos que había pasado con sus amigos y con los otros gobernadores que habían acudido a visitarle. Ahora ya nadie se acordaba de él. Nadie quería saber de él ahora que había fracasado. Recordó a sus trabajadores y los esfuerzos tan grandes a los que les habían sometido para conseguir mantener el buen funcionamiento de su empresa. Y todo eso no había servido para nada , ahora estaba arruinado, solo y triste.

Mientras pensaba fue recorriendo calle por calle lo que quedaba de su hermosa ciudad, ahora deshabitada y sin vida.

Se dio cuenta de la contaminación del cielo. Se alarmó al comprobar la falta de espacios dedicados al ocio y al recreo. Comprobó que el agua de los ríos estaba estancada y ni siquiera había pequeños pececitos nadando por sus canales. Finalmente, pudo darse cuenta de que allí nunca crecería la semilla. Ahora entendía lo que Magan se referiría cuando le comentó que era necesario volver a instaurar el equilibrio en aquella ciudad.

Cabizbajo y avergonzado por sus actos, Evilgrew se sentó a la orilla del rio y permaneció largo rato allí esperando a encontrar una solución.

El tiempo pasaba y Evilgrew tomó conciencia de que su avaricia había causado mucho mal a la gente de su alrededor y como consecuencia de sus malvados actos se encontraba en esa situación.

Decidió hacer lo que nunca antes había hecho, ponerse a trabajar en su ciudad y volver a reconstruirla.

Paso a paso y piedra por piedra Evilgrew comenzó a eliminar las fábricas y las empresas para dejar espacio libre para construir nuevas cosas. En el espacio que quedó vacío comenzó a labrar la tierra y sembrar pequeñas semillas de árboles y flores de muchos colores para que ayudaran a limpiar el aire del ambiente que estaba muy contaminado.

De esta manera y poco a poco Ewilgrew fue reconstruyendo la ciudad pero esta vez, la reconstruía  para bien de todos no solo para beneficio de él mismo.

El duro esfuerzo y el gran trabajo de Evilgrew hizo que comenzará a crearse una nueva atmosfera, limpia y renovada. Gracias a las plantas el aire se había limpiado de polución y comenzó a verse poblado por nuevas especies de aves. Evilgrew creó una  pequeña central de depuración para el agua del rio que hacía mucho tiempo que estaba estancada. De esa manera el rio comenzó también a poblarse de nuevas especies de peces. Poco a poco Evilgrew fue dándose cuenta de la importancia de mantener los cielos, el agua y la tierra bien cuidados, ya que todo ello repercutía en el bienestar de todos los seres que habitaban en ella. Pensó que la industria era importante pero no debía dejar de lado el equilibrio del ecosistema . Ya no se preocuparía únicamente de crear industria ni empresas sino que invertiría tiempo en realizar espacios para actividades lúdicas  y zonas de recreo para los niños donde las familias pudieran reunirse y jugar unidos.

Evilgrew por primera vez se sentía plenamente orgulloso de su labor.

Día a día acudía a ver la pequeña semilla y a comprobar si ya comenzaba a crecer. Hasta que un día…

-         ¡Al fin!- gritaba emocionado Evilgrew…¡ya está creciendo la semilla!.

La pequeña semilla empezó a germinar , alta y robusta ahora que el entorno disponía de lo esencial para que hubiera vida. Un entorno limpio y renovado de energía estancada.

Evilgrew sintió como si se tratara de un nuevo nacimiento, sintió una felicidad enorme al ver crecer a su semilla. Su esfuerzo había valido la pena. Y el resultado había sido maravilloso.

-         Ya que para mi esta pequeña semilla ha significado el comienzo de una nueva vida  y en honor al comienzo de la creación la llamaré Big bang- explicaba Evilgrew para si mismo.

-         La semilla creció alta y hermosa. Dio lugar a un gran árbol situado en el centro de Londres.

En aquel momento y por arte de magia el hechicero Magan hizo su aparición.

-         ¡Enhorabuena, Evilgrew!- dijo con una gran sonrisa el hechicero. Realmente no creía que lo podrías conseguir. Tu corazón estaba demasiado sucio lleno de avaricia y orgullo como para poder hacer algo por los demás, pero me he dado cuenta que estaba equivocado.

-         Muchas gracias Magan. Agradezco mucho todo lo que has hecho por mi, y no me arrepiento de haberte pedido realizar el hechizo, ya que si no lo hubiera hecho no hubiera podido aprender a respetar al prójimo y al medio ambiente. Ha sido una labor muy dura pero ahora estoy muy contento por haberlo conseguido- explicaba el joven gobernador.

-         Bien, como veo que tu manera de pensar ha cambiado, creo que volveré a revertir el hechizo- contestó Magan mirando de reojo a su pequeña varita mágica.

     Y con varios toques de varita mágica  el gran árbol Big bang al que había  dado origen la pequeña semillita se comenzó a transformar en una gran columna presidida por un gran reloj en lo alto. Era un hermoso reloj grande y luminoso que se veía desde todos los rincones de Londres. Y por arte de magia empezaron a sonar las doce campanadas y con ellas la vuelta al tiempo.

-         ¿¡Pero si suenan las campanadas!!!..¡Pero si las agujas del reloj se están moviendo!….¡¡Viva, viva!!! Ha vuelto el tiempo y con él sigue la vida…¡Gracias Magan , muchas gracias por todo!!!…- gritaba exaltado Evilgrew.



A partir de ese momento la ciudad de Londres volvió a tener vida. Comenzaron a venir personas de otras ciudades a ver el gran reloj de Londres y a conocer la nueva ciudad renovada. Aunque ahora Londres ya no destacaba por sus empresas y ni por su actividad empresarial, si que era de admirar el equilibrio perfecto de aquella ciudad. Grandes jardines , grandes plazas y preciosos monumentos la hacían ser una de las ciudades más visitadas y concurridas de toda Inglaterra.

Actualmente Londres mantiene el recuerdo de aquella época del gobernador Ewilgrew y todavía puede verse en ella el gran reloj en el centro de la ciudad ahora conocido como Big ben.

Y también gracias a Evilgrew en muchos países se mantiene la tradición de tomar doce uvas con las doce campanadas cuando finaliza un año, ya que el final de las campanadas anuncia un nuevo comienzo. El año nuevo.





Y colorin, colorado…este cuento se ha acabado.


Los Wikicuentos Multiculturales
Mónica Zambrano

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