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Teresa en el jardín mágico



Teresa en el jardín mágico
Cancion Bacterio
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Y esta historia comienza…

 



-          Teresa, ¿de nuevo te has dejado toda la verdura?-  dijo Elena muy enfadada con Teresa. Pues otra vez te la dejaré para comer mañana y hoy te irás a la cama sin cenar.



Teresa tiene diez años y vive en su casita a las afueras de un pueblo de Gerona. Hoy es el tercer día que se irá a la cama sin cenar. No le gusta comer verduras y su madre siempre intenta hacérselas comer porque sabe que son muy ricas en minerales y vitaminas muy importantes para su crecimiento.


Pero Teresa prefiere comer otros alimentos más sabrosos y apetecibles que no la verdura ni la fruta.


-          Pues está bien- contestó enfadada Teresa. Me voy a mi cuarto.


Y dicho esto partió de manera acelerada a su habitación dejando todos los platos sin recoger encima de la mesa.


-          Pues ya está bien con tanta verdura. Que no soy un conejo. A mi gustan los macarrones, las patatas fritas y  el helado de fresa. No entiendo la manía que tiene mamá de querer hacerme comer hortalizas verdes que no tienen prácticamente ningún sabor.

Teresa recogió un libro de su habitación y se dispuso a  leer. De repente oyó unos extraños ruidos que provenían del jardín exterior de su casa.


Así que muy sigilosamente para que su madre no se diera cuenta de que había salido de la habitación, salió a través de la ventana de su cuarto que daba al jardín de la casa. Y muy despacito llegó hasta él. Estaba un poco oscuro y encendió un pequeño farolito y desde allí pudo comprobar que había un túnel excavado en la tierra y de él aparecía una pequeña cabeza de color marrón de un extraño animal.


-          ¿Pero quién eres tú? ¿Y qué haces en nuestro jardín?- preguntó alarmada Teresa.


-          Pues verás. Soy un topito. Mi nombre es Tejón- dijo el pequeño Topo.


-          ¿Y que haces en mi jardín?- preguntó Teresa algo asombrada.
-          He llegado a él buscando algo con lo que alimentarme- dijo el Topo. En el país de donde provengo la comida comienza a escasear y tenemos que partir a otros lugares en busca de alimento- continuó explicando el topo.


-          ¿Y cómo se llama tu país?- preguntó Teresa.


-          Yo provengo del jardín mágico del país encantado de los seres de la naturaleza. En mi pequeño país convivíamos en armonía  todos los seres de los bosques y de los jardines en cooperación. Los unos nos ayudábamos a los otros, organizábamos todas nuestras labores en función de las características de cada ser que habitaba allí cuidando y respetando la naturaleza. Nosotros sabemos que si cuidamos a nuestras plantas y a nuestros jardines con amor y respeto ellos nos proporcionarán protección, seguridad y alimento siempre.


-          La armonía de nuestro pequeño país era perfecta. Los duendes, elfos y enanos se encargaban de la limpieza de los jardines. Nosotros los topitos les ayudábamos a excavar la tierra y a removerla para que siempre estuviera preparada para el cultivo. Los pajaritos se encargaban de distribuir las semillas por todos los prados y valles. Las mariposas alegraban con sus colores todo el jardín. Las vacas y los animales de pasto nos ayudaban a fertilizar las tierras.


-          Todo estaba en equilibrio. La tierra de esta manera estaba sana y limpia y generaba alimentos con los que la mayoría de animales herbívoros nos alimentamos. Nunca nos faltaba de nada. Los duendes y elfos sembraban patatas, coles, tomates y judías. Cada animal se proveía de lo que necesitaba respetando los ritmos y el crecimiento natural  de las diferentes verduras y hortalizas.

-          Pero ahora todo ha cambiado. El señor Bacterio se instaló en nuestro hermoso país y se dispuso a destruirlo.


-          ¿El señor Bacterio?- preguntó extrañada Teresa.


-          Si. El señor Bacterio instaló un gran laboratorio al lado de nuestro hermoso jardín. Este laboratorio se encarga de producir alimentos y verduras de manera artificial. No sabemos cómo los crea pero lo cierto es que los cría en invernaderos fuera del alcance de los seres de la naturaleza y posteriormente los vende a precios económicos  por el resto del mundo. Y no solo eso, sino que además, lanza sus desperdicios sobre las tierras de nuestro pequeño país para hacer que nuestra tierra no produzca y hacerse él con el control de la producción de alimentos de todos los países.


-          Estos productos de desecho que lanza sobre nuestra tierra hace que cada vez mueran más plantas y animales. La tierra cada vez más pierde fuerza, las verduras y hortalizas ya no crecen y los animales mueren por falta de alimentos con los que poder subsistir. Ni siquiera el poder de los duendes y hadas de la naturaleza pueden hacer frente a la maldad con que Bacterio inunda nuestro hermoso jardín- explicaba tristemente Tejón a Teresa que permanecía muy atenta escuchando la historia que le explicaba el pequeño topo.


-          ¿Y no podéis hacer nada para frenar la producción de Bacterio?- preguntó Teresa esperanzada.


-          Es muy difícil. Bacterio es muy poderoso. En su gran laboratorio tiene muchos instrumentos que utiliza para crear y crear plantas de manera artificial.  Crea productos nuevos y diferentes. Muchas de las frutas y verduras que crecen en su invernadero no aparecen de manera natural en nuestro jardín. Y cada día crea miles y miles de ellos. No sabemos el porqué pero  estos productos que él crea crecen muy rápidamente y de esta manera en seguida acumula una gran cantidad de ellos para posteriormente distribuir por el resto de países -  dijo Tejón.

Es por esto que ahora nos vemos obligados a recorrer diferentes países en busca de plantas con las que poder alimentarnos. Cada día somos menos en nuestro bonito país. Si hubiera alguien que nos pudiera ayudar a encontrar una solución a nuestro gran problema- dijo tristemente Tejón.


_ Quizás yo pueda ayudaros a liberaros de él- dijo Teresa recordando lo poco que le gustaban a ella las verduras.


Pero en esa ocasión, estaba dispuesta a hacer un gran esfuerzo por los animales y por los seres de la naturaleza. No le importaba tener que enfrentarse a Bacterio, a su laboratorio y a la verdura si con ello podía evitar que miles de plantas y animales murieran en manos de ese odioso ser.


-          Bueno, no sé- contestó Tejón. Será mejor que primero me acompañes a mi país y que veas en la situación en que nos encontramos. Después valorarás si puedes ayudarnos o no- dijo Tejón un poco más animado.


Y dicho esto cogió a Teresa de la mano y la introdujo a través del túnel que él mismo había labrado por el interior del jardín.


Teresa y Tejón recorrieron muchos pasadizos escavados en la tierra hasta llegar a la entrada del jardín  mágico. Allí les recibieron otros seres de la naturaleza.


-          Hola Tejón. ¿Has podido traer algo de alimento de las tierras de donde provienes? – dijo Perlita una linda conejita que esperaba ansiosa la llegada de Tejón.




-          Bueno, no exactamente- dijo Tejón. Os he traído a una niña. Ella es Teresa- dijo Tejón.


-          ¿Y que se supone que tenemos que hacer con ella? – dijo en un tono algo enfadado Lino un precioso pajarito azulado.


-          Pues dice que quizás puede ayudarnos a liberarnos de Bacterio- dijo Tejón.


-          Así es- contestó Teresa. He acompañado a Tejón porque creo que puedo ayudaros a liberaros de Bacterio y a que podáis volver a recuperar la armonía y la belleza de vuestro hermoso jardín.


-          Pero eres muy pequeña y Bacterio es muy poderoso- dijo alarmado la abeja Otilia que rondaba por los alrededores.




-          Bueno, pero podría probarlo. No tenemos nada que perder- contestó Teresa.


Y todos juntos se reunieron para acabar de explicarle a Teresa la historia de Bacterio y de su laboratorio.


Después acudieron todos al jardín y Teresa se quedó francamente desilusionada al comprobar el estado en el que se encontraba. Cientos de plantas permanecían tristes y sin vitalidad en el jardín. Ya no quedaba ni rastro de verduras ni hortalizas sembradas en la tierra. Y justo al lado se alzaba un gran edificio cuyos desagües daban a parar allí.


-          A través de estas tuberías nos llegan los desperdicios de la producción que realiza Bacterio. Todos los deshechos de sus malas obras nos llegan a través de estos canales  y hacen que nuestra tierra y nuestros vegetales enfermen y con ellos miles de animales mueran- dijo Tejón a Teresa.


-          Bueno, pues tendremos que introducirnos por el interior de esas tuberías para poder acceder al interior del laboratorio. Tenemos que conocer exactamente el mecanismo de producción que utiliza Bacterio y desestabilizar el sistema- dijo Teresa muy emocionada.




-          Entonces ¿quiénes están dispuestos a entrar con Teresa en el laboratorio?- preguntó Lino.




-          Yo entraré con ella- dijo Otilia. Como puedo volar quizás os sea de alguna ayuda.




-          Yo también iré con vosotros- exclamó Tejón. Estoy acostumbrando a andar por túneles y por cañerías. Os acompañaré.




-          Me gustaría poder acompañaros también yo- exclamó la pequeña tortuga Lisa. Quizás no sea muy rápida pero seguro que os podré ayudar de alguna manera.




-          ¡Muy bien!- dijo Perlita. Yo me quedaré vigilando a través de esta ventana y estaré pendiente por si necesitáis alguna otra ayuda.

Los cuatro amigos se introdujeron en el interior de la cañería que llegaba hasta el interior del laboratorio.


Y muy sigilosamente llegaron a parar a una especie de desván. En él pudieron comprobar la multitud de cajas de productos que Bacterio tenía acumuladas para posteriormente distribuir.


Muy despacito abrieron la puerta del desván y subieron a través de unas escaleras.


Desde la entrada de las escaleras pudieron ver a Bacterio, todo vestido de blanco, riendo y diciendo a carcajada limpia:


-          Pronto toda la producción de frutas y verduras será mía- dijo Bacterio con una gran pipeta en la mano. Con mi maravilloso invento y gracias a mis bacterias me convertiré en el ser más poderoso de todo el planeta.


Y dicho esto continuó con su trabajo en el laboratorio.





-          ¿Habéis escuchado eso?- dijo Teresa. Parece ser que Bacterio utiliza esas extrañas bacterias  para crear nuevas verduras y frutas. Las  bacterias deben alterar el interior de las plantas que producen los alimentos y de esa manera aumentan los ritmos de crecimiento de las verduras y frutas que ellas producen. Así es como acelera su producción. Las bacterias también deben ser responsables de provocar los cambios genéticos que hacen que se creen productos diferentes de los que normalmente crecen en la naturaleza de manera natural- dijo Teresa.


-          ¡Mirad allí! - continuó explicando Teresa.  Parece que en aquella especie de sala frigorífica tiene retenidas a las bacterias.


-          Si. Posiblemente las debe criar y cuidar él para después poderlas utilizar para su malévolo plan- dijo Tejón.


-          Otilia. Tú que eres la más ágil y pequeña de todos deberías poder introducirte en la sala frigorífica y observar detenidamente como está diseñada y donde se encuentran las bacterias para posteriormente labrar un plan para poder introducirnos en su interior sin que bacterio nos vea- dijo Teresa.




Así que Otilia muy despacito y sin prácticamente hacer ruido, llegó hasta la sala frigorífica y desde allí se introdujo a través de una obertura en una de sus puertas.


Otilia memorizó como estaba organizada la sala frigorífica y pudo ver que las bacterias se hallaban en una especie de nevera. Cuando hubo inspeccionado todo el terreno, volvió a salir por la obertura de la sala y se dirigió a donde estaban sus amigos para explicarles con detalle donde estaban situadas las bacterias.




-          Por fin has vuelto. Temíamos que no hubieras podido entrar a la sala. Cuéntanos como está distribuida para que podamos elaborar un plano y organizarnos para deshacernos de las bacterias. - dijo Teresa.




Teresa gracias a las explicaciones de Otilia, diseñó un plano. Este plano les serviría para poder trazar un agujero por el interior del suelo con la ayuda de Tejón. A través de ese túnel accederían al interior de la sala. Tenían que actuar rápido y evitar que Bacterio les pudiese descubrir en el interior de la sala frigorífica. Aprovecharían cuando Bacterio saliera del laboratorio para comenzar a poner en práctica su plan.




-          Escuchad chicos, tengo una idea- dijo Teresa. Recuerdo haber leído en una ocasión en mi libro de naturaleza que las bacterias  para poder crecer y reproducirse necesitan una temperatura adecuada. Si podemos acceder al interior de la sala y cambiar la temperatura de la nevera donde se encuentran las bacterias, conseguiremos que mueran y que Bacterio no pueda salirse con la suya- dijo Teresa muy emocionada.


-          Las bacterias mueren cuando se les somete a temperaturas de extremo calor- dijo muy convencida Teresa.


-          Así que cuando Bacterio salga fuera del laboratorio Tejón y yo nos introduciremos en la sala frigorífica y una vez allí aumentaremos la temperatura  de la nevera donde se encuentran las bacterias- dijo Teresa.


-          Mientras tu Otilia acompañarás a Lisa al invernadero y una vez allí abriréis todas sus puertas y ventanas para hacer que las plantas manipuladas por las bacterias  dejen de crecer ante el cambio brusco de temperatura- continuó explicando Teresa. De esta manera Bacterio se verá obligado a cesar la producción.




Los cuatro amigos esperaron el momento oportuno para  iniciar su ataque contra las bacterias.


En aquel momento, Bacterio comenzó a vestirse para salir fuera del laboratorio. Seguramente iría al desván a iniciar el reparto de los alimentos que tenía pendientes de distribuir.


-          ¡Ahora es el momento!- dijo Teresa.




Tejón comenzó a excavar el suelo y abrió un túnel subterráneo en dirección a la sala frigorífica. Teresa se introdujo en él y dieron a parar al interior de la sala. Una vez allí Teresa subió la temperatura de la nevera que albergaba las bacterias en su interior.




-          ¡Mira Tejón!- dijo Teresa. Las bacterias comienzan a autodestruirse y a desaparecer- dijo muy contenta ajena a que Bacterio había regresado del desván y se volvía a dirigir al laboratorio en busca de las llaves de la furgoneta que había olvidado encima de la mesa.


En aquel momento, Perlita, que estaba observando y controlando la situación, se dio cuenta del peligro que corrían Teresa y Tejón si Bacterio se daba cuenta de que estaban en el interior de la sala.


Así que decidió salir en busca de ayuda.




En aquel momento Bacterio se dispuso a entrar en la sala frigorífica. A Teresa no dio tiempo a reaccionar y de repente se quedó estupefacta ante la atenta mirada de Bacterio.


-          ¿Pero se puede saber que haces tú aquí?- inquirió Bacterio. ¿Cómo has entrado?- dijo Bacterio cogiendo de un brazo a Teresa y haciéndola salir de la sala frigorífica.

-          Ya verás lo que es bueno, niña del demonio- dijo Bacterio que despedía truenos y relámpagos por su boca.


Pero en aquel momento apareció Perlita acompañada de un ejército de abejas que se abalanzaron hacia Bacterio y comenzaron a clavarle sus aguijones.




-          ¡Oh Dios mío! – gritaba Bacterio. No puede ser. Soy alérgico a las picaduras de las abejas.



Y Bacterio comenzó a saltar y a recorrer despavorido por todo el laboratorio con tan mala suerte que le cayó encima la pipeta con la que estaba realizando la inoculación de una bacteria sobre una de las plantas.


En aquel momento Bacterio comenzó a llenarse de ampollas como consecuencia de su alergia a las abejas y como resultado de habérsele introducido la bacteria en su organismo comenzó a sentirse mareado y con necesidad de ir urgentemente al lavabo.




Teresa,  junto con el resto de los animales, aprovecharon la situación para salir corriendo del laboratorio. Volvieron a pasar por el interior del túnel y llegaron al jardín donde les esperaban los seres de la naturaleza deseando que les trajeran noticias agradables.




Todos se reunieron en el jardín esperando que Bacterio , desprovisto de sus bacterias y de su producción decidiera cerrar el laboratorio.


Y sorprendentemente así fue.




Bacterio tras recibir multitud de picaduras y debido al efecto de la bacteria en el interior de su organismo tuvo que permanecer en cama durante un mes. Cada dos por tres tenía que acudir al baño ya que la bacteria le causaba fuertes diarreas y las picadas de las abejas se le hacían insoportables. Lo pasó realmente mal y estando en cama le dio tiempo a reflexionar y a darse cuenta de lo peligrosa que podía ser la bacteria y su manipulación si fallaba por alguna causa el mecanismo de control. Así que de esta manera se le quitaron las ganas de continuar realizando la producción de los alimentos artificiales y cuando se recuperó de las heridas decidió cerrar el laboratorio y dedicarse a otras labores menos peligrosas para la salud y para el medio ambiente.



Todos los seres de la naturaleza y del jardín mágico celebraron junto con Teresa el cierre del laboratorio.


Como señal de agradecimiento a Teresa los animalitos le regalaron una gran planta con flores rosadas y diversos paquetitos de semillas de diferentes especies de vegetales para que se acordara siempre de ellos cuando volviera a casa.




Cuando Teresa se despidió de ellos y estuvo de nuevo en casa se dio cuenta de la importancia de cuidar y proteger la naturaleza de los ataques de gente como Bacterio.




Y con su paquetito de semillas se dirigió a su habitación, se metió en su camita y cuando se despertó al día siguiente bajó corriendo las escaleras en dirección a la cocina donde estaba su madre preparándole el desayuno.




-          Buenos días, mamá- dijo Teresa.  ¿Qué tienes pensado hacer hoy para comer? – preguntó Teresa


-          Había pensado en hacerte hoy…


-           


Y antes de que su madre acabara de pronunciar la frase Teresa respondió.


-          Me gustaría que hoy me prepararas un gran plato de verduras




Y dicho esto se dirigió muy alegremente al jardín para sembrar las diferentes semillitas que los seres de la naturaleza le habían entregado dejando muy sorprendida a su madre que la seguía con la mirada preguntándose qué tipo de sueño habría tenido aquella noche que le había hecho cambiar de opinión con respecto a su manía de no comer verduras.


-          ¡Qué extraño!- dijo la mamá de Teresa. No puedo creerlo- dijo para sí misma Elena.




Y ese día Teresa se comió entero el plato de verduras que su madre le había preparado. Y mientras se lo comía se dio cuenta de que no sabían tan mal .En verdad nunca las había probado y ahora podía comprobar que tenían un sabor diferente a un plato de macarrones o a un helado pero que podían ser igualmente sabrosas.




A partir de ese día Teresa se dedicó a cuidar su jardín y comenzó a sembrar plantas de numerosas verduras y hortalizas en él. Creó un pequeño huertecito en él.


Todos los niños de los alrededores se quedaban fascinados por lo hermoso que era ya que tenía plantas de todos los colores que daban lugar a diferentes frutos y tipos de hortalizas. La belleza de su huerto era tal que los niños desearon hacer lo mismo que Teresa y comenzaron a realizar en sus jardines la siembra de otras plantas. De esta manera se construyeron multitud de huertos ecológicos en el pequeño pueblecito de Gerona.




Y es que realmente cada vez existen más personas como Bacterio en nuestro mundo que pretenden controlar las producciones a base de crear productos alterados genéticamente llamados transgénicos y en nuestro mano está el poder ayudar a que la naturaleza no se altere y siga siendo tan bella como hasta ahora.




Así que todos manos a la obra  y hacer como Teresa a cultivar nuestro pequeño huerto ecológico en el interior de nuestros corazones.



Y colorín, colorado… este cuento se ha acabado.




Mónica Zambrano. Los wikicuentos multiculturales.

Versión en inglés

1 comentario:

  1. uno de los mejores trucos es usar un programador de riego de jardín el cual podamos tener un control de en que momento queremos que reciban el agua nuestras plantas

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