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Oriol y las montañas Sagradas


Cuentos de España:  Oriol y las montañas sagradas.
Cancion Oriol 






Erase una vez, hace mucho tiempo, vivía en su gran castillo de Barcelona un joven muy avaro llamado Oriol.

Oriol era el más rico terrateniente de todos los alrededores de Barcelona. Tenía muchas riquezas acumuladas en su gran castillo gracias a que se dedicaba al comercio de diferentes materiales para la construcción y a la fabricación de juguetes.

Gracias a su gran ingenio y perseverancia disponía de una gran fortuna que era admirada por muchos de los comerciantes y empresarios de toda Cataluña.

A pesar de que Oriol disponía de mucha riqueza, era un joven muy testarudo y avaricioso y cada vez quería tener más y más olvidándose por completo de las necesidades de los demás.

No compartía sus bienes con ninguna otra persona, ni tan siquiera con sus familiares más cercanos. Era tal su tacañería que ni siquiera por Navidades era capaz de ofrecer limosna ni alguno de los juguetes que fabricaba al orfanato que estaba situado cerca de donde él tenía su gran castillo.

En muchas ocasiones el fraile del orfanato , Jonás, había ido a su castillo pidiéndole algo de limosna para poder mantener a los diferentes niños huérfanos que él cuidaba en su pequeño orfanato o para pedirle algún juguete de los que él fabricaba para poder ofrecerles a los niños en el día del Reyes.Pero Oriol siempre se negaba en rotundo a ofrecer la más mínima ayuda y el fraile siempre salía desconcertado pidiéndole a Dios que le perdonara por el alma tan oscura que Oriol tenía.

Pero a Oriol no le importaba en absoluto que los niños del fraile Jonás pasaran necesidades o que no tuvieran juguetes para disfrutar las Navidades. Oriol pensaba que si el resto de personas no habían tenido suerte en la vida no era problema de él. Pensaba que él podía disfrutar de todo lo que tenía gracias a su esfuerzo personal y que nadie en su vida le había ofrecido ayuda. Él  había labrado solo su prosperidad y su bienestar material a base de trabajo y de constancia y no estaba dispuesto a prescindir de nada de lo suyo ya que le había supuesto un gran esfuerzo poder conseguirlo.

Cada año partía de viaje para conocer más el mundo y se enorgullecía cuando comprobaba que no existía nadie en ningún otro país que tuviera más riqueza que él.

Siempre intentaba alardear delante de los demás del dinero y la prosperidad económica que tenía y no dudaba en demostrar el poder que tenía humillando al personal que trabajaba para él o que se encargaba de la custodia y limpieza de su gran castillo.

Oriol siempre iba solo, acompañado por un séquito de caballeros que le escoltaban y que vigilaban atentamente que Oriol no sufriera ningún accidente o que pudiera ser asediado por algún indigente o pobre que se pudiera encontrar en su camino.

Un día mientras paseaba con su caballo Fito por sus tierras vigilando y controlando la producción de los diferentes materiales que se utilizaban para la construcción de juguetes , se le apareció de repente un caballero vestido de negro que parecía pertenecer a una extraña casa real.



-          Hola Oriol- dijo el caballero.

-          ¿Como osais dirigiros a mí en ese tono, no sabéis quién soy yo? – dijo Oriol muy enfadado.

-          Si , por su puesto. Eres Oriol el señor de estas tierras y dueño del gran Castillo de Pedralbes- dijo el caballero.  Hemos oído hablar mucho de ti en la tierra de donde yo provengo- dijo el caballero. El rey a quien yo custodio siente mucha curiosidad por conocerte, ya que ha oído que te consideras el más rico de todo el mundo- dijo el caballero.

-          Y así es. ¿O acaso lo dudáis, caballero escolta de tu querido Rey?- dijo Oriol. Perdona ¿de qué tierra venís?- preguntó asombrado Oriol.

-          Yo provengo de las montañas sagradas , a unos 200 kilómetros de aquí.  Mi rey tiene allí su castillo y quiere conocerte porque considera que sus riquezas son superiores a las tuyas y no le hace ninguna gracia que alguien vaya dándose alardes de algo que no es cierto- inquirió el caballero vestido de negro.

-          Pero eso no puede ser. Realmente yo soy el más rico  y dispongo de muchos bienes materiales. Estoy seguro que las riquezas de tu famoso Rey no pueden igualarse a las mías- contestó muy enfadado.

-          Bien, pues si eso es lo que piensas sigue con tu ignorancia y prepotencia falsa por el mundo- dijo el caballero Negro.

Y dicho esto el caballero negro se marchó muy rápidamente dejando sorprendido a Oriol que a partir de ese momento comenzó a darle vueltas a lo que el caballero le había dicho.

-          ¿Será realmente cierto?- pensaba para sí mismo el caballero Oriol. Será posible que exista en el mundo alguien más poderoso  y con más bienes materiales que yo.- continuaba meditando Oriol.

A partir de ese día Oriol no dormía ni descansaba por las noches , inquieto temiendo que la afirmación del caballero negro fuera cierta. Así que un día ensilló su caballo y se marchó antes de que amaneciera en busca de aquel famoso rey que habitaba en las montañas sagradas.

Estuvo cabalgando días y noches sin apenas parar a descansar, totalmente inquieto y preocupado deseando llegar a su destino y comprobar la falsedad de las palabras del caballero negro.

Cuando llegó al comienzo de las montañas Sagradas comenzó a sentirse algo fatigado y somnoliento. Pensó que se debía a largo trayecto que había hecho durante esos días, así que decidió parar a descansar y comer algo antes de iniciar el ascenso por las grandes montañas sagradas.

Cuando se dispuso a descansar comenzaron a sucederse sucesos extraños. De repente las montañas comenzaron a cambiar de color y diversos sonidos en forma de Eco comenzaron a resonar en sus oídos. En seguida Oriol comenzó a tener diferentes visiones de personas que se le aparecían y le susurraban cosas extrañas al oído. Comenzó a sentir que la tierra vibraba bajo sus pies y una tormenta de viento y hielo comenzó a desplomarse sobre su cabeza. El caballo de Oriol, al ver la tormenta que se avecinaba, huyó aterrado dejando a su amo desprovisto de alimentos, bebida y de transporte.

Aunque Oriol quiso ir tras él, Fito , desapareció muy rápidamente entre los diferentes árboles y le fue imposible alcanzarlo.

Oriol se vio solo ante la inmensidad de un bosque plagado de extrañas sombras y ruidos y partió corriendo en la búsqueda de algún lugar donde poder descansar y refugiarse de la tormenta.

En un extremo de la montaña le pareció ver la entrada de una gruta y decidió pasar allí la noche.

Al día siguiente Oriol cuando despertó se dio cuenta que le continuaban acechando las mismas sombras y ruidos que el día anterior. Pudo comprobar que el bosque continuaba oscuro y que la tormenta no había cesado. Oriol pensó en quedarse allí otro día más pero la comida le comenzaba a escasear y necesitaba llegar cuanto antes al castillo del Rey del que el caballero negro le había hablado.

Así que en cuanto pudo marchó bosque a través en busca del castillo. Pero algo extraño pasaba y Oriol no podía encontrar el camino. Parecía que las montañas le acechasen a cada paso que daba y parecía como si cambiaran de posición continuamente, mostrándole sombras y ecos extraños que resonaban en su cabeza sin fin.

A Oriol le pareció estar volviéndose loco y pensó que lo mejor sería dar marcha atrás y volver a su castillo, pero el camino de vuelta parecía haberse borrado por completo y le fue imposible encontrar el camino de vuelta.

Oriol perdió la cuenta de cuantos días estuvo andando hasta encontrarse con dos caballeros a los que se acercó para solicitarle alguna ayuda. Llevaba varios días sin comer ni beber y necesitaba urgentemente algo con lo que poder alimentarse.

Cuando se dirigió para hablar con ellos y explicarles quién era y si podían llevarlo de vuelta a casa, de su boca solo salían extraños sonidos que no significaban nada y era incapaz de poderse comunicar con ellos.


Los dos caballeros lo miraron sorprendidos y pensaron que se trataba de un mendigo loco y que seguramente les estaba pidiendo limosna. Así que decidieron darle algo de comida por compasión y siguieron su camino cabalgando tranquilos en dirección al monasterio.

Oriol recogió del suelo la comida que los caballeros le habían ofrecido y decidió seguir a pie el camino que los dos caballeros habían tomado.

Pero para desgracia suya el camino se había borrado y la lluvia volvió de nuevo a caer sobre las montañas sagradas.

El desespero de Oriol era inmenso y era incapaz de recorrer unos metros sin que las montañas cambiasen de posición y sin que los susurros extraños dejaran de resonar en sus oídos.

Día tras día los esfuerzos de Oriol por salir de las montañas eran en balde, ya que cada vez que intentaba hallar el camino, parecía estar más perdido entre los matorrales y árboles de las montañas sagradas.

Llegó un momento que  Oriol ya no tuvo más fuerzas para seguir caminando y se resignó a quedarse varado en una zona del bosque esperando que alguien se le apareciese y poder pedirle algo de limosna o alguna cosa para comer ese día.
Oriol acabó por ceder ante la inmensidad de las montañas y como si de un mendigo se tratase, se acostumbró a pedir limosna como podía, a todo aquel que se cruzaba en su camino.

Pasaron los días, los meses y los años y Oriol permanecía retenido en las montañas sagradas. Como pudo se elaboró un pequeño refugio con las maderas y matorrales que encontró por los caminos y se adaptó a su nueva vida como ermitaño.

Un día de repente se le apareció una pequeña niña negra que parecía haberse perdido por la montaña. La pequeña se le acercó y sigilosamente le preguntó:

-          Hola. ¿ quién eres? – le dijo la pequeña.

-          Me llamo Oriol- dijo Oriol. Pero de su boca solo salían ruidos horrendos y sin sentido que eran imposibles de descifrar.

-          Ah. Veo que no puedes hablar. ¿Vives aquí?- continuó la niña. Yo vivo en el orfanato cerca del castillo de Pedralbes. ¿ Lo conoces?. Había venido con mi padrino el fraile Jonás a visitar el monasterio que se encuentra en lo alto de las montañas y no sé cómo me he perdido- dijo la niña.¿ Podrías ayudarme a hallar el camino?.




Oriol a base de gestos le explicó a la niña que no era capaz de encontrar el camino, que unas extrañas voces resonaban en su interior y que las montañas le cerraban continuamente el paso. La niña no pareció entenderlo y muy calmada y serena se sentó al lado de Oriol y se durmió en seguida.

Oriol no descansó aquella noche preocupado por la niña. Pensaba que quizás tendría frio o que necesitaría algo para comer al día siguiente. Así que decidió salir en busca de alimento y algo con lo que abrigar a la niña mientras encontrara el camino de vuelta a casa o alguno de sus compañeros notara su ausencia y fueran en su búsqueda.

Oriol se pasó toda la noche buscando por los alrededores algunos frutos y semillas para podérselos ofrecer a la niña. Rogó poder encontrar algún ropaje  perdido en el bosque de algún caballero o extranjero que lo hubiera dejado olvidado en el camino.

Cuando comenzó a amanecer Oriol llegó a su pequeño refugio contento porque ese día tendría algo que ofrecerle a la pequeña niña.

Pero cuando Oriol llegó al refugió comprobó que la niña había desaparecido .Oriol en aquel momento se asustó porque pensó que le había ocurrido algo malo pero más tarde pudo comprobar que la niña había dejado en su lugar una pequeña vela blanca con una anotación grabada en la cera que ponía: “ Tibidabo”.( yo te daré)

En aquel momento Oriol recogió la vela y se quedó más tranquilo pensando que posiblemente alguien había partido en búsqueda de la niña y que la había encontrado en su refugio.

Aquella noche descansó pidiendo que a la niña no le hubiera pasado nada y decidió que al día siguiente volvería a intentar buscar el camino hacia el monasterio que ella le comentó  para comprobar si ella estaba allí sana y salva.

Al día siguiente volvió a amanecer con tormenta y lluvia para  Oriol pero de manera instintiva y sin pensárselo dos veces, partió de nuevo en la búsqueda del monasterio acompañado ahora por la vela blanca que supuestamente la niña le había dejado.
Cuando Oriol encendió la vela pudo comprobar sorprendido que la llama de la vela no se apagaba, permanecía encendida a pesar de la lluvia de la tormenta. De repente Oriol dejó de percibir los sonidos extraños en su interior y las montañas se abrieron dejándole paso a través de los árboles formando un camino.

Oriol asombrado continuó por el camino ahora iluminado por la luz de la vela.

En seguida Oriol se adentró por el camino que le indicaba la luz de la vela y llegó por fin al gran monasterio de piedra labrado en las montañas sagradas.

Una vez allí lo primero que hizo fue dirigirse al centro del monasterio,  dar la gracias por haber podido encontrar el camino y cuando fue a dejar la velita junto al resto de velas que estaban expuestas en el altar como señal de adoración, pudo comprobar que la imagen que se mostraba en lo alto de él, era la de una virgen negra con un niño en sus brazos.

Cuando Oriol se fijó en rostro de la virgen negra comprobó con gran asombro su gran parecido con la niña que días antes había encontrado por el camino.

Cuando dejó la velita en señal de adoración a la virgen en el altar se dirigió al interior del monasterio para preguntar al fraile Jonás por el estado de la niña huérfana.

El fraile al verlo se quedó muy sorprendido ya que pensaba que Oriol había muerto ya que hacía varios años que no sabían nada de él.

-          Pero Oriol  ¿ eres tú?Me parece imposible casi haberte reconocido- dijo el fraile.¿ Pero estás vivo?. Todos creíamos que habías muerto- dijo el fraile.

-          Hola padre- dijo Oriol.

En aquel momento Oriol se dio cuenta que había vuelto a recuperar su voz y que ahora podía comunicarse de nuevo  normalmente.

-          Sí , estoy vivo- dijo Oriol. ¿ Cuánto tiempo llevo vagando por las montañas? – le preguntó al fraile.

-          Pues hace dos años que desapareciste sin dejar rastro. Solo pudimos encontrar tu caballo. Todos pensábamos que habías fallecido.- dijo el fraile.

-          Bueno, pues me he salvado de milagro- dijo Oriol . Quería preguntarte si habéis encontrado a la pequeña niña negra de vuestro orfanato en el bosque- preguntó ansiosamente Oriol.

-          Perdona Oriol. ¿ de qué niña negra me estás hablando?. Ninguno de nuestros huérfanos se ha extraviado en las montañas- dijo el fraile muy convencido. Creo que necesitas descansar y alimentarte. Ven conmigo. Mañana te conseguiremos un caballo y podrás regresar a tu hogar- dijo el fraile.


Y dicho esto los dos se dirigieron a las celdas del monasterio donde Oriol pudo recuperarse un poco antes de marchar de nuevo a casa.

Al día siguiente partió  hacia su hogar .Cuando llegó todo el pueblo se quedó sorprendido viendo el estado en el que se encontraba y  a pesar de que conocían la maldad de Oriol , se alegraron porque estuviera vivo.
Cuando Oriol llegó a su palacio pudo comprobar que aún disponía de sus tierras y de sus bienes que permanecían imperecederos y estáticos esperando su regreso.

Y cuenta la leyenda que un buen día Oriol dejó escrita una carta diciendo que estaría un tiempo fuera e indicando que parte de sus riquezas fueran entregadas a sus familiares para que pudieran gestionarlas adecuadamente mientras él estuviera ausente. En la carta solicitó también que otra parte de sus bienes fueran entregados al orfanato del fraile Jonás para que a los niños que vivían en él nunca les faltase de nada. También indicó que otra parte de sus riquezas fueran destinadas para la construcción  de un gran parque  en lo alto de las montañas de Barcelona que fuera grande y hermoso en honor a la pequeña niña huérfana al que daría por nombre “ Tibidabo, como regalo hacia ella por haberle ayudado a encontrar la luz en su camino. Actualmente  todavía puede verse el gran parque que construyó Oriol para la pequeña niña negra desde todos los puntos de Barcelona, ahora convertido en un gran parque de atracciones.

Y cuenta la leyenda también que se cree que Oriol entró a formar parte de los sacerdotes de  la congregación del monasterio que se encontraba en las montañas sagradas y que nunca más regresó a su palacio de Pedralbes.

Se piensa que posiblemente la pequeña niña negra y el caballero negro que se le aparecieron a Oriol eran representaciones de la Virgen que custodiaba el monasterio y hoy en día todavía pueden verse formas extrañas que configuran las grandes montañas sagradas que recuerdan las sombras que persiguieron a Oriol durante el tiempo que estuvo perdido en ellas, indicando que la vida se configura dependiendo de tu interior y que está lleno de oscuridad tan solo encontrarás sombras en tu camino . Es por esto que las montañas sagradas son llamadas actualmente como las montañas de Montserrat.


Y colorin , colorado este cuento se ha acabado.

Mónica Zambrano. Los Wikicuentos multiculturales.

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