
Hoy está muy contento ya que asistirá al cine para ver una de las películas
de dibujos animados que tanto le entusiasma.
-
Hace tiempo que no voy al cine- dijo nervioso Martin a
uno de sus amigos del colegio. Estoy dispuesto a pasármelo tremendamente bien
viendo esta película de dibujos animados. Me han dicho que es bastante buena.

-
Pues espero que así sea. La última vez acudí al cine me
aburrí como una ostra- dijo Susana.
-
Si es cierto. Últimamente para encontrar alguna película
divertida ..- dijo Esteban con voz de decepción.
-
Bueno chicos. Esperemos pasárnoslo bien .¿Dispuestos para
ir en busca de la aventura?- dijo sonriendo Ramón. Pues entonces a que
esperamos. Vamos.
Y dicho esto los chicos se marcharon en dirección a la sala de cine que
estaba a unos cuantos kilómetros de sus casas. Cuando llegaron había una enorme
cola y muchos chicos esperaban ansiosos para comprar sus entradas.
-
Bueno, si queréis me adelanto yo y voy a buscar vuestras
entradas- dijo Martín. Esperadme dentro. Yo enseguida que las compre voy en
vuestra búsqueda-
Cuando Martín hubo comprado las entradas se reunieron en el Hall del cine y
se dirigieron todos al interior de la sala.
-
Tomad chicos las entradas. Esta película pinta muy bien-
dijo Martin entregando las entradasa sus colegas.
-
Vamos, deprisa que ya están entrando- dijo Susana.
Los chicos con sus entradas se dirigieron al interior de la sala, compraron
unas cuantas palomitas y algo de bebida.
La sala de cine permanecía en silencio, las luces se apagaron y tras los
anuncios por fin dio comienzo la película.

-
Pero ¿dónde estoy?- dijo Martin sorprendido. ¿Pero qué ha
ocurrido?- se preguntaba hacia sí mismo Martin. Si hace un momento estaba en la
sala de cine con mis amigos. ¿ ahora dónde estoy?.¿hay alguien ahí?- preguntó
Martin desesperadamente sin obtener ninguna respuesta.
Martin miró hacia su alrededor y de se dio cuenta de que
estaba rodeado de objetos inmóviles e inertes y que el cielo y la tierra eran
de color blanco. Parecía que nadie habitaba en ese extraño mundo. Siguió
caminando a través de los valles blanquecinos y sin vida que tenía a su alrededor
preguntándose una y otra vez a donde había ido a parar.
De repente se le apareció un monstruo con el pelo
encrespado y con aspecto enfadado se dirigió hacia Martín.
-
¿Qué haces tu aquí en este mundo?- preguntó con aspecto
sorprendido el monstruo.
-
Hola. Me llamo Martín.
Pues la verdad no sabría qué contestarte ya que ni yo mismo entiendo
como he llegado hasta aquí. Solo recuerdo haberme sentado en la sala de cine, comenzar a ver la pelicula y de repente todo empezó a dar vueltas y me vi
transportado junto con el sillón a este mundo pintado de blanco- dijo Martin al
monstruo.
-
Pues verás Martín. Estas en el mundo animado de los
monstruos. O mejor dicho, lo que queda del mundo animado.- dijo sollozando el
monstruo.

-
Es cierto. Eso se debe a que cada vez estamos perdiendo más poder. Cada
vez quedamos menos monstruos que ilustrar películas y cuentos- dijo el monstruo
muy preocupado.
-
¿ Y eso a qué se debe?- preguntó Martín curioso .





-
Pues la única manera es intentar arrebatarles el lápiz
del ilustrador- dijo el monstruo. Pero para ello henos de ir a su mundo animado
que está fuertemente controlado por el héroe del poder mental- dijo el
monstruo.
-
Este héroe se encarga de alejar a cualquier intruso que
pretenda pasar por las puertas del mundo animado de los buenos- dijo el
monstruo Teclón.
-
Bueno , no te preocupes Teclón . Les enfrentaremos con
todas nuestras fuerzas y en esta historia nosotros seremos los vencedores- dijo
Martín.
-
Si , si Martín… pero recuerda que soy un monstruo
descafeinado. Los buenos me han dibujado así.- dijo cabizbajo Teclón.
-
Bueno, llegado el momento buscaremos la solución también
para ello- dijo muy convencido Martín.

-
Ahora entiendo tu nombre- dijo Martin esbozando una gran
sonrisa. Menuda calor que desprendes. Pero bueno al menos eren un buen medio de
transporte- dijo riendo Martin.

Cuando llegaron a las puertas del mundo animado de los buenos se encontraron delante del héroe del poder mental Hipnos.
-
Mira – dijo Teclón. Ahí se encuentra el héroe Hipnos. Si
nos ve o nos escucha con el poder de su mente nos hará trizas- dijo Teclón. Su
poder es tan inmenso que puede hasta
provocar que luchemos contra nosotros mismos- continuó explicando
Teclón.
-
Bueno, pues tendremos que evitar sus mensajes- dijo
Martín. Si no los escuchamos no nos hará
ningún daño.
-
Pero lo hace a través de su mente.¿ Cómo podemos hacer
para no escucharlos?- dijo Teclón.
-
He visto en alguna película que muchas veces los mensajes
maliciosos se revierten hacia la persona que los envía si uno es capaz de
interpretarlos de manera diferente y otorgarles un tipo de simbología positiva- dijo Martín. Así que
cuando el héroe comience a intentar manipularnos, solo tenemos que cambiar la
intención de sus palabras por otras que nos favorezcan- dijo Martin muy
convencido.
-
Bueno.. podemos intentarlo ..pero ya te digo que puede
resultar difícil. Es muy poderoso. Igual su mente tiene más fuerza que nuestras
dos mentes juntas- dijo Teclón.

-
Escuchadme atentamente que ahora decido, que con el poder
de mi mente os elimino sin más tardar a golpe de vara sin cesar- dijo Hipnos.
-
Y con mi gracia y mi arte , la vara se revierte hacia tu
lindo vientre- dijo todo convencido Martín.
Y de repente como nunca antes le había ocurrido, el héroe
Hipnos comenzó a darse varazos en su vientre.

Y enseguida intentó comenzar a manipular de nuevo las
mentes de Martin y Teclón.
-
Ahora despacio y sin ningún ruido os iréis por donde
habéis venido- dijo el héroe del poder mental.

-
Pero ¿se puede saber que estáis haciendo? Nunca me había
pasado esto en mi vida. No podéis vencerme. Mi poder es más fuerte que le vuestro,
monstruo descafeinado y niño maleducado. Iros de aquí inmediatamente sino
avisaré al héroe de la capa Copón- dijo malhumorado el héroe.
Y dicho esto partió en busca de la ayuda del héroe Copón.
-
¿Quién es ese héroe? – preguntó en tono alarmado Martín.
-
Pues es el héroe de la capa mágica – dijo Teclón. Con
ella es capaz de hacernos desaparecer borrándonos literalmente del mundo
animado. Si nos atrapa debajo de su capa, nos convertiremos en una
transparencia. Dejaremos de existir en el mundo animado- dijo Teclón.
-
¡¡Ah!! Pero te olvidas que yo no soy ningún dibujo. Yo
soy un niño- dijo Martín.
-
Pero creo que desde el momento en que entraste por la
pantalla de cine a nuestro mundo te convertiste en uno de nosotros. O al menos
eso creo- dijo Teclón.
Y antes de que acabara de terminar de hablar, llegaron a escena los dos
héroes dispuestos a enfrentarse con los malos de la película.
-
Son esos dos mequetrefes- dijo el héroe del poder mental.

Y dicho esto se abalanzó como si de un torero se tratase con su magnífica
capa sobre Teclón y Martín que en seguida se vieron envestidos por el héroe Copón.
Tranquilo Martin. Esta vez controlo yo la situación.- dijo el monstruo muy
convencido de lo que decía.
Y de repente convertido en un gran huracán de viento cálido el monstruo
anticiclón Teclón recogió del suelo a
Martín y lo subió a la copa del torbellino.

De esta manera los chicos se pusieron manos a la obra y fueron esquivando
los ataques de capota que el héroe les iba realizando. En un descuido y
aprovechando una distracción del héroe lograron conseguir la capa y envolver
con ella al héroe que fue transformándose poco a poco en una transparencia.
-
Por fin- dijo Teclón. Otro héroe menos con el que
enfrentarnos.
-
Si es que ya te dije yo que esta historia la tenemos
ganada- dijo Martín sonriendo.
-
Vamos a por el otro- dijo Teclón.
Y enseguida cogieron la capa de la transparencia y envolvieron con ella
también al héroe del poder mental.
Y muy sonrientes los dos acudieron sin más demora en busca del pincel del
ilustrador.
-
Ahora ya no me dan miedo- dijo Teclón. Podría enfrentarme yo solo con cien héroes
más- dijo muy contento el monstruo.
En seguida que entraron al mundo animado de los buenos se
dieron cuenta que no serían bien recibidos.
-
Será mejor que nos disfracemos de héroes y vayamos en
busca del lápiz del ilustrador- dijo Martin.
-
Pero no hace falta disfrazarnos de héroes, ya que
interiormente ya lo somos- dijo bromeando Teclón.
-
Si pero mejor será ir disfrazados. Aprovecharemos los
trajes que el héroe Copón y el héroe Hipnos dejaron tras de sí cuando
desaparecieron gracias a la capa- dijo Martín.
-
Madre mía- dijo Martin. Menudo panorama.
-
Si. Has visto que aburrimiento. Nadie contra quien
luchar, contra quien enfrentarse, nadie que les haga sombra….¿ pero esto que es?
. No es posible inventar una historia divertida sin nosotros los monstruos—dijo
Teclón.
-
Si. Pero a ellos se les ve muy entretenidos jugando al
parchís y a las cartas- dijo Martín.
-
Y coleccionando trofeos- dijo Teclón.
-
¿Donde estará escondido el lápiz del ilustrador?-
preguntó Martin a Teclón.
-
Pues seguramente lo tendrán en algún laberinto o alguna
zona de difícil acceso- dijo Teclón.
Y de repente vieron a lo lejos un gran edificio protegido por una alambrada
de corriente multicolor con un gran letrero que ponía: “Prohibida la entrada a
cualquier tipo de monstruo”.
-
Pues sí que son poco listos estos héroes. Valientes pero
poco inteligentes- dijo Teclón.

Y muy sigilosamente se adentraron a la zona del edificio intentando no
hacer el más mínimo ruido ni acercarse demasiado a la zona de la alambrada
eléctrica.
Cuando pasaron a través de la alambrada uno de los guardias de seguridad
les frenó el paso.
-
¿A donde creéis que vais? – dijo el guarda de seguridad.
-
Nos dirigimos a la sala del lápiz del ilustrador para
encargarle que nos dibuje más fuertes y más valientes. Un par de ingenuos
monstruos estuvieron a punto de vencernos hace un momento y no podemos permitir
que nos ganen en ninguna batalla- mintió Martín aprovechando su disfraz de
héroe.

Y dicho esto les hizo entrega de una pequeña tarjetita de invitados y
Martin y Teclón se dirigieron a la sala del pincel ilustrador.
. - Hola – dijo Martín dirigiéndose
al príncipe Editor.
-Buenas ¿ a qué
debo el honor de vuestra visita estimados héroes?- dijo el príncipe Editor.
- Queríamos pasar a ver al lápiz del ilustrador para
encargarle una pequeña modificación en nuestras cualidades y apariencia de héroe ya que hemos estado a
punto de ser derrotados por un monstruo insignificante- dijo Martín.

_ No te preocupes. Tranquilo. No hace falta que pases con
nosotros. Ya nos encargaremos nosotros de explicárselo de nuevo- dijo Martin.
Y dicho esto los dos amigos se adentraron al interior de la sala de
producción donde tenían retenido al pobre lápiz ilustrador.
-
¡¡OH no!!! Más faena….Ya no puedo pintar más rápido. Os
he dicho que estoy cansado de hacer solo finales felices en beneficio de
vosotros. ¿ A dónde han ido a parar las historias divertidas y los queridos
monstruos que mi anterior ilustrador me hacía dibujar? – dijo tristemente el
lápiz.
-
Silencio- dijo Martin. Somos los buenos…digo los
monstruos. Hemos venido a liberarte de este encierro- dijo Martin.
-
Por fin…ya era hora que algún monstruo fuera capaz de
enfrentarse con esos horribles héroes- dijo alarmado el lápiz del ilustrador.
¿Pero como vamos a escapar de aquí?– dijo el lápiz. Hay vigilancia y cámaras
por doquier. Miles y miles de príncipes y princesas nos acechan allá afuera.
-
Pues muy fácil- dijo Martin. Lo haremos tal y como lo
hemos hecho para llegar hasta aquí. Enfrentándonos a ellos.
-
Recuerda que tú tienes el poder para dibujar lo que
quieras ¿no? Tal y como hacías antes ¿ no es cierto? Pues inventemos más
monstruos y más historias con finales felices para nosotros los monstruos- dijo
Teclón.
-
Así que manos a la obra- dijo entusiasmado Martín.

En seguida los príncipes y héroes se dieron cuenta de que a través de la
pantalla de la sala de producción comenzaban a aparecer monstruos fuertes
dispuestos a enfrentarse con ellos.
-
No puede ser- gritaba la princesa del castillo encantado.
-
Pero será posible. ¿ de dónde ha salido tanto monstruo?-
decía el héroe de la armadura de hierro.
Y en medio de todo el revuelo que se armó , Martín, el lápiz y Teclón
salieron lentamente de la sala de producción.

-No gracias- respondió Teclón. Con mis cualidades tengo suficiente. Con
ellas hemos sido capaces de vencer a dos héroes y liberar a un lápiz ilustrador
¿ verdad Martín?- dijo Teclón a carcajada limpia.
Y dicho esto partieron sin más tardar hacia la salida de la sala de
producción. Una vez fuera pudieron comprobar que todos los dibujos se hallaban
en plena batalla luchando para ser los triunfadores de la película.
Martin y Teclón observaban entusiasmados cada una de las escenas que se
estaba desarrollando en el mundo animado de los buenos.
-
Me parece que esta vez, la mejor película animada que
resulte de esta batalla, será una en la que ganemos nosotros los monstruos.
Creo que nos lo merecemos- ¿ verdad Martín? – dijo Teclón muy orgulloso.
-
Ahora tenemos que pensar muy detenidamente que haremos
con nuestro lápiz ilustrador. Tenemos que intentar que quien lo utilice sea
capaz de establecer un equilibrio entre los dos mundos, el de los buenos y el
de los malos, para que no vuelva a ocurrir nunca más semejante desbarajuste-
dijo Martin.
-
Creo que después de esta experiencia el más indicado para
realizar esta labor debes ser tu Teclon- dijo muy convencido Martin. ¿Estás de acuerdo
lápiz ilustrador?

Y dicho esto los tres amigos se dirigieron hacia el mundo de los monstruos
que se vio de nuevo poblado por nuevos y más fuertes monstruos que les harían
la vida imposible a algún que otro héroe.

-
Bueno quizás yo pueda ayudarte- dijo Teclón. ¿ Recuerdas
mi viento huracanado?
-
Pues súbete encima mío y volemos a través de la pantalla
de cine- dijo Teclón.
Y dicho esto volaron por los aires y Martín comenzó de
nuevo a sentir un ligero mareo y a ver luces de colores por todo su alrededor.
-
¿Te ha gustado la película?- dijo Susana a Martin.
-
¿Qué? ¿Pero dónde estoy?- dijo Martin.
-
No me digas que te has dormido viéndola- dijo Esteban.
Pues esta no era del todo mala.
-
¿Quien ha salido triunfador? – preguntó esperanzado
Martín.
-
Pues quien va ser. El héroe mata al villano, como
siempre- dijo Susana



Y de repente Martín
se levantó sobresaltado de su cama y con un gran respingo dijo:


Y colorín, colorado ..este cuento se ha acabado.
Los wikicuentos multiculturales.
Mónica Zambrano.
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