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Robert en el mundo de los sueños



Robert en el mundo de los sueños:



Érase una vez hace algún tiempo vivía un niño llamado Robert. Robert tenía diez años cumplidos y vivía en una pequeña ciudad llamada las alfombras, en el sur de California.
Vivía con su tía Leonor y no tenía hermanos, pero tenía una linda mascota a la que llamaba Nogal , que era un lindo conejito de Indias. Robert era un chico muy inteligente al que le gustaba realizar muchos deportes. Vivía en una zona bastante acomodada de California y estudiaba en un buen colegio.

A Robert le encantaba pasear por el campo y disfrutar del aire libre. Pero lo que más le gustaba era soñar despierto. Le gustaba imaginarse las cosas que haría cuando se hiciera mayor, se imaginaba pilotando un gran barco o como piloto en un avión Muchas veces se imaginaba cuentos y que realizaba películas de animación que se inventaba.








Uno de los días que Robert se despertó en mitad del sueño, de repente, vio al lado de su cama una figura de una niña sentada en ella.


-          Hola,- dijo la niña a Robert. Me llamo Salma.


-          ¿Pero quién eres tú? – dijo asustado Robert. ¿ Y qué haces encima de mi cama?

-          Soy un sueño de un pequeño niño que vive en África- dijo Salma. Pero no sé porqué extraña razón he aparecido en tus sueños y de repente he sido expulsada de él cuando te has despertado sobresaltado- dijo Salma.


-          ¿ Así que eres uno de los sueños de un niño africano?. ¿ Y por qué no tienes color?- preguntó Robert muy curioso.


-          Los sueños de los niños de África hace mucho tiempo que no tienen color. Todos somos creados en blanco y negro- explicó Salma a Robert que escuchaba muy detenidamente.


-          Pues mis sueños  si que tienen colores. Y muchas veces me despierto por la noche recordando alguno de ellos y todos están pintados con hermosos colores. Gracias a mis sueños puedo crear la vida que me gustaría tener y configuro mis pensamientos, de esta forma me imagino todo lo que me gustaría poder llegar a ser- dijo Robert.


-          Si, quizás vuestros sueños sí que tengan colores…tú vives en otro País…-dijo tristemente Salma y seguramente que no tenéis al señor Rudolf de la brocha del blanco y negro - dijo Salma.


-          ¿Y quién es ese señor de la brocha? .¿ Y qué hace en vuestro mundo de los sueños?- preguntó Robert.


-          El señor Rudolf se encarga de que nosotros, los sueños de los niños africanos y del resto de países poco desarrollados perdamos el color y esto hace que los niños sin el color de sus sueños pierdan la ilusión de crear cosas nuevas y tener iniciativas para cambiar su mundo. Los sueños desprovistos de color, hacen que los niños pierdan la motivación para realizar proyectos, ideas y generar cambios en la sociedad. De esta manera el señor Rudolf , a base de brocha de color negro y blanco, nos aspira los colores y nos deja desprovistos de alegría y de gracia. Por eso nosotros no tenemos colores. El señor Rudolf tiene nuestros olores retenidos en su gran burbuja de la ambición. De esta manera controla que los sueños de los niños no tengamos fuerzas para enfrentarnos a él y que los niños no puedan hacer nada sin sus ilusiones- dijo Salma


-          Pero sin el color de los sueños y sin aspiraciones ni motivaciones los niños africanos tienen que estar muy tristes ¿ no?. Si no pueden imaginar nuevas cosas no pueden dibujar, ni hacer cuentos, ni pensar en lo que les gustaría hacer de mayores, ni tener ideas ni pensamientos alegres que les motiven para hacer cosas- dijo Robert muy triste.


-          ¿ Y por qué el señor Rudolf  quiere esto para los niños africanos? ¿Porqué os roba el color?- preguntó Robert.


-          Pues porque de esta manera hace que le país Africano no pueda evolucionar ni crecer. De esta manera tiene controlados a todos los niños del tercer mundo y evita que adquieran motivaciones y pensamientos de cambio. Él realiza este trabajo ordenado por otros países que son los que desean que el país Africano nunca salga de la situación en que se encuentra- dijo con voz triste Salma.


-          Los colores que nos extrae a nosotros los retiene en su burbuja de la ambición y después son liberados a los sueños de otros niños de otros países más desarrollados para que sigan creando cosas y que su país si que pueda evolucionar y cambiar. De esta manera siempre tienen el poder los mismos países y el resto se queda desprovisto de todo quedando a merced de ellos  sin el poder de las ilusiones robadas- dijo Salma.


-          Pero esto no puede ser- dijo Robert. Todos los niños de todos los países tienen que poder tener las mismas aspiraciones, deseos y motivaciones. No puede ser que sus sueños se queden desprovistos de color tan solo por la ambición desmesurada de ese brochón de blanco y negro. Debe existir un equilibrio. Ningún país tiene que tener más poder que otro. Todos han de ser iguales, al igual que los niños de todos los países como si de un único país se tratara- dijo Robert.


-          Así es. Es por esto que los sueños vagamos tristes y sin poder para enfrentarnos a su brocha maléfica- dijo Salma.


-          Me gustaría poder ayudaros. Es tan bonito poder tener sueños y aspiraciones. Es tan lindo poder pensar las cosas que te gustaría hacer el día de mañana y poder imaginarme nuevas cosas y una nueva vida mejor…Sin ellos no sé que podría hacer…


-          Pues no pensar, ni tener motivación, ni poder crear un cambio ni una nueva vida al igual que les pasa a los niños de los países subdesarrollados- dijo Salma.

-          Pues tenemos que liberar vuestros colores de la burbuja de la ambición del señor Rudolf, de esta manera los colores volverán a ser vuestros y los niños podrán recobrar sus ilusiones. Si vosotros recuperáis vuestros colores estoy seguro que os podréis enfrentar con el señor Rudolf y deshaceros para siempre de su poder. Los niños con sus ilusiones de vuelta podrán crear cambios en su sociedad y volver a ser felices- dijo Robert. Estoy dispuesto a ayudaros.



Y con estos pensamientos Salma y Robert se transportaron hacia el mundo de los sueños de los niños del Tercer Mundo.


Cuando Robert llegó allí pudo comprobar el estado lamentable en que se encontraban los sueños. Todos vagaban tristes de un lado a otro, cabizbajos, desprovistos de energía y preocupados. No sonreían, caminaban muy despacio y no podían crear nada a través de su pensamiento.


-          Pobres sueños- dijo Robert.



De repente se acercaron a la zona prohibida. Era la zona donde se encontraba Rudolf y sus secuaces manejando la brocha de blanco y negro.


-          Mira. Ahí está la zona prohibida. En ella se encuentra Rudolf. En el momento en que ve aparecer un nuevo sueño de algún niño Africano, con la brocha en mano , le roba todos sus colores.


-          Allí arriba, en lo alto de esa colina, se encuentra la zona de la burbuja de la ambición, donde tienen todos nuestros colores. Está zona está protegida por tres seres maléficos, la injusticia, la mentira y la desigualdad.


-          Estos seres protegen las entradas donde se encuentran los pinceles de los colores primarios ( el azul(justicia), el rojo (verdad)y el amarillo(igualdad), que son las tres llaves que abren la burbuja de la ambición. Si podemos conseguir cada uno de los pinceles podremos abrir la burbuja y de ella saldrán todos nuestros colores que una vez liberados volverán a cada uno de nosotros - explicó detenidamente Salma


-          Bueno pues entonces tenemos que ir en busca de los tres pinceles primarios y con ellos dirigirnos a la burbuja. Los guardas que protegen las llaves deben tener algún punto débil, todos los seres maléficos los tienen, si averiguamos cuales son, podremos eliminarlos de nuestro camino y conseguir liberar los colores.  ¿ A qué piensas que pueden temer estos seres?- dijo Robert.


-          Pues no lo sé. Tendremos que investigar- dijo Salma.


Y dicho esto Salma y Robert se dirigieron por el camino de las nubes de algodón en dirección a la burbuja de la ambición. Cuando estuvieron cerca de allí pudieron ver a los guardas que protegían las entradas de los recintos donde se encontraban los pinceles.


-          Bueno, otro día sin incidencias. Y de todas formas aunque las hubieran no lo diríamos ¿ Verdad ?- dijo riendo la mentira.


-          O no te preocupes porque si la hubiera no sería justo que nos castigaran por ello y cambiaríamos las leyes para nuestro beneficio- dijo la injusticia.

-          O ya buscaríamos a alguno de esos estúpidos sueños a quien cargarles el mochuelo- dijo riéndose la desigualdad. Pobrecillos ¿ no?.


Y dicho esto los tres seres comenzaron a darse palmadas en la espalda y comenzaron a gruñirse unos a otros.


-          Pero mira que somos malos. -dijo la injusticia.


-          Y muy poderosos- dijo la desigualdad.


-          Horrendamente pérfidos- dijo la mentira.


-          Con nosotros al mando de todo, el tercer mundo está bajo nuestros pies, somos los dueños y señores de todo el mundo de sus sueños- dijo la desigualdad.


-          Bueno sigamos vigilando. No podemos dejar que nadie atraviese nuestras puertas. Todo aquel que intente atravesarla será atacado con nuestra brocha de blanco y negro- dijo la desigualdad.


Y siguieron haciendo guardia sin separarse ningún momento de la salida.


-          Salma, tenemos que despistarlos de alguna manera- dijo Robert. Tenemos que conseguir los pinceles cuanto antes

-          Si , pero no sé como poder despistarlos.


-          ¡Ah!!. Tengo una idea. Quizás si comienzo a pensar y a soñar despierto mis sueños de color aparezcan en este mundo. Si lográramos hacer que aparezcan ¡Claro!!! Si son mis sueños y mi pensamiento yo los puedo guiar. Quizás ellos provistos de color puedan vencerlos antes de que les ataquen con la brocha de blanco y negro. Solo tengo que imaginarme el plan perfecto para poder vencer a los seres como si estuviera guiando uno de mis sueños- dijo Robert.


Y con sus pensamientos Robert comenzó a soñar despierto como tantas otras veces había realizado en su habitación. De repente comenzó a imaginarse que aparecía un gran gorila  de color rosa que se presentaba delante del señor de la desigualdad  y que le empezaba a tirar cacahuetes diciéndole una y otra vez: Toma, toma más cacahuetes,  a que están buenos ¡¡eh!!Imaginaba al señor de la desigualdad vestido ahora de gorila rosa , con minifalda y comiendo los cacahuetes que el gran gorila le iba lanzando. Después imaginó a un hechicero que con su gran gorro hacía desaparecer al señor de la mentira y con él se llevaba también las mentiras y falsos testimonios creados bajo el influjo de su poder que fueron transformados de repente en grandes margaritas blancas como símbolo del triunfo de la verdad sobre la mentira. Robert siguió imaginando que de repente se le aparecía delante del señor de la injusticia un gran libro que comenzaba a cantar y cantar canciones que hacían desaparecer de su mente y de los libros de justicia  todas las  normas, claves y todo el conjunto de ideas inconexas y sin sentido que habían guiado sus pasos hasta ese momento.



Y con estos pensamientos Robert siguió guiando sus propios sueños sabiendo que todo es posible de modificar si realmente se quiere hacerlo.


Salma mientras tanto observaba la situación emocionada y sorprendida por la magnitud de sueños de colores que Robert hacía aparecer por el mundo de los sueños de los niños Africanos. Todos los sueños se reunieron para ver el espectáculo, tan cómico y divertido que estaba teniendo lugar. Salma aprovechó el momento para introducirse en los diferentes recintos y a lo lejos pudo comprobar los tres pinceles de los colores primarios. Antes de que apareciesen nuevos guardas abrió los cofres que guardaban los pinceles en su interior y salió de nuevo del recinto.


Cuando salió de nuevo pudo comprobar más emocionada todavía cómo los sueños de Robert habían conseguido robarles la brocha de blanco y negro a los guardas y estaban muy entretenidos dándoles brochazos sin descanso.


Los sueños en blanco y negro de los niños Africanos rieron como nunca antes habían hecho.

Salma avisó a Robert de que ya tenía los pinceles primarios y que debían partir cuanto antes para abrir las puertas de la burbuja de la ambición. Con los sueños de Robert los guardas estarían un rato entretenidos y les daría tiempo a liberar todos los colores antes de que se dieran cuenta de la desaparición de los pinceles.


Salma y Robert con los pinceles en mano, se dirigieron a la entrada de la burbuja. Allí pudieron comprobar todas las puertas fuertemente cerradas con grandes candados que encerraban tras de sí los colores de los sueños de los niños del tercer mundo.


Muy despacito abrieron con los pinceles primarios los candados,  que en cuanto los pinceles estaban cerca, provocaban que se abrieran y que dejaran en libertad las diferentes puertas.


Con todas las puertas libres de candados, todos los colores comenzaron a salir emocionados en busca de sus sueños. La gran burbuja de la ambición comenzó a desintegrarse hasta que finalmente desapareció por completo.


De repente el mundo de los sueños de los niños Africanos comenzaron a recobrar sus colores y con ellos sus ilusiones y la de los niños del tercer mundo.

Los niños africanos comenzaron a tener más y más sueños en los que conseguían liberarse de señor Rudolf y aplicarle una dosis de brocha de blanco y negro.


Todos los sueños , ahora provistos de color, fueron en busca del señor Rudolf y comenzaron a robarle sus colores dejándole gris para que no tuviera fuerzas para seguir haciendo daño a las ilusiones de los niños ni de sus sueños.


Todos los sueños lo encerraron en el recinto junto con los guardias que ahora estaban bajo las órdenes de los pinceles de la Justicia, de la verdad y de la Igualdad.


Robert y Salma celebraron muy contentos su triunfo sobre la maldad. Y Robert pudo comprobar lo bella que era Salma ahora que había recobrado sus colores.


-          Muchas gracias Robert- dijo Salma muy emocionada. Sin tu ayuda no habríamos podido conseguir vencer al señor Rudolf.


-          Bueno, en verdad, ha sido gracias a mi deseo de poder ayudaros . Con mi voluntad de querer hacerlo he guiado mi propósito y a mis sueños para que realmente pudierais conseguir libraros de él. Solo he tenido que imaginarme que era posible hacerlo. Mis sueños se han encargado del resto- dijo Robert.

Y juntos los dos partieron de nuevo al cuarto de Robert.

-          Robert, te echaré mucho de menos- dijo Salma

-          Y yo a ti también. Pero no te preocupes. Ahora sabemos que para poder estar juntos de nuevo solo tenemos que imaginar que eso es posible y quererlo de todo corazón. Nuestros sueños se encargaran del resto….

Y colorin , colorado ….este cuento se ha acabado.




Monica Zambrano. Los wikicuentos multiculturales.

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